Último cartucho para Zapatero.

El próximo sábado, 27 de noviembre de 2010, Zapatero se reúne con los empresarios más importantes del país. Al principio eran 25, luego 30 y ahora 37. No importa que se incorpore alguno más. Tampoco importa que no estén todos. Incluso se le puede justificar que coincida con la jornada de reflexión de esa comunidad que quiere ser independiente y autárquica, consecuencia inequívoca de nuestras leyes electorales y la nefasta definición administrativa,  cosa que pesa mucho más que los antecedentes históricos u otros asuntos relacionados con lenguas  no globalizables, y por tanto moribundas, según mi opinión.

La convocatoria de la Moncloa ha sido programada a pesar de la humillación recibida por Zapatero al ser ignorado como destinatario del informe Everis, con ciertos fundamentos y propuesta para  profundos cambios que necesita este país… educación, paro, endeudamiento, productividad, servicios, legislación electoral, administraciones públicas, sanidad, innovación, tecnología, pensiones, exceso de subvencionismo… Todos sabemos que cualquiera de los aspectos mencionados cuenta con informes internacionales objetivos en donde nos sacan los colores por ocupar las últimas posiciones, si no la última (al menos en alguno de ellos).

El endeudamiento y su coste insostenible.

Lo que ahora aprieta es el endeudamiento y el coste insostenible que puede suponer si los mercados no perdonan, tanto por deuda pública sobre las cuentas del gobierno, como la privada para los bancos, con un frente de morosidad con sus clientes hipotecados, y de otro, el peor, el de la renovación de deuda que debe recibir beneplácito de los prestamistas, en su mayor parte del extranjero.

Lo que está ocurriendo en estos momentos con los países euro-bananeros puede generar un tsunami ¡Y qué mala pata! porque España puede significar el desenlace. La destrucción. Y parece que como no se tomen medidas es muy fácil que éste nos alcance. Todos sabemos que si se le pregunta a un político o a un economista responsable, éste no se va a pronunciar en negativo, independientemente de lo que piense. Cualquier comentario negativo de persona relevante puede desencadenar mucho más que el efecto mariposa. Podría acabar con el hundimiento de España, la destrucción del euro, y también, cómo no, de la Unión Europea. Si analizamos la cifra de 750.000 millones que puso la Unión Europea encima de la mesa para afrontar rescates… bien, es muy significativo que España no estaba incluida ahí.

Ahora lo quieren subir, pero probablemente sea sólo en teoría… sólo para calmar ánimos porque cuando llegue el momento otro gallo podría cantar.

Los terroristas de la información.

Pero al mismo tiempo, hay medios y gurús que buscan fama, y que tienen repercusión en los mercados, como Roubiní http://bit.ly/e1J8mZ o The Economist http://bit.ly/htFwO4. Pues al final la palabra la tiene el inversor personal o institucional, público o privado, de Australia o Emiratos Árabes, aunque directamente nuestros acreedores sean europeos, pues al final las que deciden son simples personas físicas poseedores de deuda pública o privada, en propiedad o en representación, que pueden dejarse llevar por esos terroristas de la información.

Entre los terroristas también podemos incluir a la oposición de este país, el PP, que en lugar de aprovechar las lagunas e ineptitudes del partido que nos dirige, el PSOE, se limita a buscar el hundimiento del país, por el mero egoísmo de ocupar el sillón engalanado ¡Qué desastre de oposición!

España está endeudada, pero tiene compensaciones patrimoniales.

Me llama la atención que nunca he oído hablar de un concepto económico que a mí me parece importante, como elemento compensador de deuda… el valor patrimonial. Una familia, empresa o país pueden tener deuda sin patrimonio, porque éste es intangible, o simplemente porque no existe. Grecia, por ejemplo, lo que tenía son muchas mentiras sobre sus cuentas. En Irlanda lo había, pero el patrimonio se esfumó con lo inmobiliario, pasando por los bancos y llegando al gobierno. En España estamos muy endeudados, pero ¡Atención! Que somos ricos, ricos en patrimonio inmobiliario. Que la vivienda en este país no baja, y eso es muy importante ¿Porqué será que nadie calcula la relación entre el patrimonio per cápita, en su mayoría inmobiliario, y la deuda per cápita? Incluso podría valer si sumamos la deuda pública y la privada. Sería un indicador muy racional, para analizar la estabilidad para una deuda elevada. Por muchos problemas de liquidez que pueda haber no debemos olvidarnos del concepto de patrimonio neto.

Los alemanes saben producir, la riqueza personal de éstos la invierten en fondos de inversión, que son propietarios de las casas en las que viven alquilados. Pero en Alemania no hay tantos inmuebles, y los que hay valen mucho menos que los que hay en España. Parte del patrimonio inmobiliario español está vendido a extranjeros, pero también es verdad que el patrimonio inmobiliario per cápita del español es elevado, porque el número de casas por habitante es elevado, y porque el metro cuadrado construido también. Si realizamos este cómputo es claro que la deuda no es tan dolorosa.

Las perspectivas del mercado inmobiliario, a la baja pero sin derrumbe.

El gran problema de España vendría si el mercado inmobiliario se hunde. Si ese patrimonio se esfuma, como ha ocurrido en Irlanda. Pero como comentaban hoy algunos medios con negatividad en el sentido de que el ajuste inmobiliario de España todavía tenía que pasar su recorrido, mientras Irlanda ya había pasado por él. Bien, pues el informe Acuña recién publicado, del sector inmobiliario ya prevé bajadas hasta 2016, pero son suaves. Pienso que el patrimonio inmobiliario español no se da el tortazo, aunque tenga bajadas suaves y prolongadas, simplemente porque vale más. Porque el sol se cotiza. Nuestra costa también. Esos parajes naturales, esas ciudades históricas, ese patrimonio artístico, esa gastronomía, esas tradiciones, esa forma de vida que nos hace atractivos sin tener un impuesto de sociedades a la mitad, y que hacen de España el lugar con mayor potencial turístico y de destino de muchos extranjeros para instalarse a vivir.

Incluso es probable que la siguiente oleada de multinacionales que buscan la calidad de vida de sus empleados, tengan suficientes motivos para venir a España, si sabemos valorar y tomar correctas medidas, incluso sin necesidad de reducir el impuesto a menos de la mitad… ¡Qué granujas, los irlandeses! Por esto y por otros muchos motivos,  la inmobiliaria española podría no llegar a derrumbarse, lo que claramente significaría la hecatombe para nuestro país. Pero alguien con competencias debe encontrar el foco y hasta ahora no ha habido movimiento de pieza alguna.

Recortando el déficit no es sufiente. Hace falta un aparato productivo.

Todo esto se pinta muy bonito si otras variables económicas acompañaran. Y no acompañan. Demasiados desastres en este país… educación, paro, endeudamiento, productividad, servicios, legislación electoral, administraciones públicas, sanidad, innovación, tecnología, exceso de subvencionismo…

Para que el patrimonio inmobiliario no baje hay que tomar medidas, pero pienso que no basta con recortar el déficit paralizando unas cuentas con poca perspectiva de futuro… suspendiendo infraestructuras, presupuestos de innovación, u otras  con destino a actividades estratégicas. Eso sólo vale para el corto plazo y pienso que la Unión Europea, el FMI, y el Banco Mundial pecan de ingenuos pronunciándose en sólo recortes de tijera para salvar el tipo. España necesita algo más.

Vivimos un momento de trascendencia histórica.

Ningún momento en la historia de la humanidad va a producir tantos cambios en tan poco tiempo. Los responsables van a ser la tecnología, la innovación, la globalización económica e Internet. El modelo productivo de España debe estar pensado para enfrentarse a este escenario, pero ninguna de las medidas que anuncia el gobierno parece que vayan encaminadas a ello.

¿Y cómo sobrevivimos en este escenario? Pues  centrándonos en aquello en que podemos competir… En una industria autóctona que permita exportar, entre ellas el turismo, ya que para este sector está calculado  que puede producir más que el petróleo que se extrae anualmente en el país con más reservas, Arabia Saudí.

Hay que especializarse en los sectores estratégicos, ya estamos globalizados.

Pero no sólo turismo. También industria agro-alimentaria, gastronomía, comercio, energías renovables, biotecnología, construcción de infraestructuras, y algunas más. Entre ellas, por ejemplo gastronomía e infraestructuras incluso podemos presumir de ser líderes. Pero en servicios turísticos, comercio e industria agro-alimentaria, por ejemplo, pues tenemos recursos de Primera División, pero funcionamos como en Segunda B. Tenemos mucho que mejorar. Sólo hace falta darse un viajecillo prolongado por algunos países para comprobar qué mal hacemos estas cosas.

¿Pero alguien confía en que Zapatero plantee un giro a nuestro aparato productivo? Con tantas ausencias en esa reunión vuelve a convocar al presidente de la patronal de la automoción, sector muy importante hasta hoy en este país, pero en manos de multinacionales extranjeras, y en un sector donde no podemos competir con los emergentes.

El último cartucho de Zapatero.

Zapatero tiene un último cartucho. El de dar un giro al aparato productivo. Ese es, pienso, el más importante. Mucho más que el de justificar el déficit. También el de convencer al mundo de que España es sostenible económicamente para evitar el tsunami. Pero para ello se debería  apoyarse en variables de confianza. Nuestra deuda no compensa con  intangibles, sino con propiedades inmobiliarias, y éstas no se devalúan, como en otros países.

Pero lo más importante es que Zapatero tiene que presentar un plan para mejorar cosas de funcionamiento nefasto en este país… la educación, el paro, , la productividad, los servicios, la legislación electoral, el aparato administrativo (esta horrorosa España de las autonomías y los ayuntamientos), la sanidad, la innovación, la tecnología, el exceso de subvencionismo… pero sobre todo, ese último cartucho debería ir orientado a preparar España para el mundo globalizado. De nada le vale seguir apoyando un sector, como el del automóvil, que en un futuro próximo será sólo de China, la India,Vietnam o Paquistán.

Tengo muchas dudas de que Zapatero apunte bien, pero si no lo hace es muy probable que sea la última vez.

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One Comment en “Último cartucho para Zapatero.”


  1. […] Y es que a pesar de los mensajes de nuestra ministra, Elena Salgado, en referencia a la estabilidad de las finanzas en España –Ecodiario.es– se quiera o no se quiera “vivimos un momento de trascendencia histórica” como bien dice nuestro economista, el alicantino Alberto Martínez: “Ningún momento en la historia de la humanidad va a producir tantos cambios en tan poco tiempo, además de otras tantas reflexiones que expone en su interesante crónica económica, que como si de una premonición se tratase, titula “Último cartucho para Zapatero”. […]


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